El consumo nos debilita

Consumo

Argentina es el país que más gaseosas consume en el mundo, según el anuncio que hizo esta semana el mexicano Carlos Salazar Lomelín –CEO de Coca-Cola FEMSA– y que luego reprodujo por cadena nacional la presidenta argentina Cristina Fernández de Kirchner. Los datos fueron expuestos como índice de progreso y bienestar. No es la primera vez que sucede.

Ya en septiembre de 2010, durante una visita de la mandataria a la nueva planta operativa de Coca Cola en La Matanza, se habían destacado similares informes. Lo que acaba de suceder esta semana en Berazategui, provincia de Buenos Aires (lugar donde se hicieron los anuncios), es un buen ejemplo de que los altos índices económicos no siempre son una muestra de prosperidad para los ciudadanos. Tomar bebidas azucaradas en exceso nos enferma y deprime los presupuestos por el gasto que significa atender los males que acarrea.

En su portal oficial el Ministerio de Salud de la Nación en su boletín del 20 de diciembre de 2013 aconseja disminuir el consumo de bebidas azucaradas para cuidar la salud. E indica que pueden producir obesidad, diabetes e incluso perjuicios en las piezas dentarias.

Boletín oficialEn tal sentido, la cartera sanitaria nacional que conduce Juan Manzur, recomendaba a la población, en el comienzo del verano de hace dos años, reducir el consumo de estas bebidas para evitar futuras complicaciones en la salud, e hidratarse con agua segura.

En el mismo informe se especifica que según datos de la última Encuesta Nacional de Factores de Riesgo realizada por el Ministerio de Salud de La Nación, el 35,4% de la población adulta en nuestro país padece sobrepeso y el 18% obesidad. Esta tendencia se repite en los jóvenes de entre 13 y 15 años, donde uno de cada tres presenta exceso de peso y casi el 6% padece obesidad, tal como lo revela la Encuesta Mundial de Salud Escolar 2012 (EMSE) recientemente presentada por la cartera de salud.

“Existe mucha evidencia científica que muestra que estas bebidas no producen saciedad, por lo que su alto consumo no disminuye la ingesta de otros alimentos y, además, se incorporan calorías vacías que no aportan nutrientes”, según Sebastián Laspiur, director de Promoción de la Salud y Enfermedades No Transmisibles del Ministerio de Salud de la Nación. Agregó que “también existen pruebas que relacionan el consumo excesivo de bebidas azucaradas con un incremento del riesgo de diabetes”.

La recomendación establecida por la Organización Mundial de la Salud (OMS) respecto al consumo de azúcares agregados indica que su ingesta no debe superar el 10 por ciento de la incorporación total de energía en la alimentación de una persona, lo que equivale a 50 gramos diarios para una dieta promedio de 2000 calorías. “Seiscientos mililitros de gaseosa tienen 14 cucharaditas de azúcar, superando la cantidad máxima recomendada para todo el día, que es de 10 cucharaditas de 5 gramos promedio cada una”, detalló la nutricionista Emilia Barrionuevo, miembro del equipo del Plan Nacional Argentina Saludable de la cartera nacional.

gaseosas

Actualmente se reconoce a las gaseosas y bebidas azucaradas como una de las mayores fuentes de azúcar, superando ampliamente a las golosinas en su poder productor de caries dentales. Esta alta concentración de azúcar “es utilizada por la placa bacteriana –capa de bacterias que se forma constantemente sobre la superficie de los dientes– que, al entrar en contacto con el azúcar, reacciona formando ácidos que atacan el esmalte de las piezas dentarias, sacándoles los minerales y perdiendo la dureza”, explica María Belén César Gallardo, coordinadora del Programa Nacional de Salud Bucodental de la cartera sanitaria, y añade que “como si la concentración de azúcar no fuera suficiente, también poseen en su fórmula gas carbónico, que contribuye a bajar la acidez de la boca y de esta manera hace que las bacterias actúen por más tiempo”. Otras contienen ácido fosfórico y ácido cítrico, lo que produce pérdida del esmalte dentario sin necesidad de que haya bacterias en la boca, un fenómeno que se conoce como “erosión” y produce mucha sensibilidad.

obesidad

Las recomendaciones que transcribo a continuación surgen del mismo boletín y han sido establecidas por el propio Ministerio de Salud:
– Evitar el consumo de gaseosas y/o bebidas azucaradas y, si se consumen, hacerlo con moderación o esporádicamente.
– Evitar su consumo entre comidas, para calmar la sed, ya que en esos momentos el organismo necesita agua y no azúcar.
– No colocar gaseosas en la mamadera del bebé y permitir que las consuma a cualquier hora.
– Luego de consumir gaseosas hacerse buches con agua para disminuir la concentración de azúcar y la acidez.
– No cepillarse los dientes inmediatamente después de consumir gaseosas o cualquier dulce (favorece la erosión del esmalte). Esperar por lo menos 20 minutos.
– Visitar regularmente a su dentista, ya que él es el profesional que está capacitado para detectar lesiones iniciales de caries, antes de que duelan, y de esta manera tratarlas en forma conservadora.

Relacionar elevados índices de consumo con símbolos de bienestar es una confusión habitual de la clase política en general. Es una vieja práctica que cada vez tiene menor sustento en un mundo que necesita como el aire encaminarse hacia rutinas más austeras y razonables. Acaba de pasar con las gaseosas pero sobran los ejemplos relacionados a la industria automotriz, la construcción o cualquier rubro cercano a la elaboración de vestimenta o alimentos. Así, mencionar determinados “crecimientos” a viva voz pareciera que nos fortalece. Pero es al revés: nos debilita. El consumo desaforado de todo es la mayor adicción que sufre la sociedad actual. Y nos transforma en un cuerpo social individualista que sólo pide, exige, demanda, critica y moraliza sin poner nada ni arriesgarse por los demás. ¿Les suena?