Rumiantes

¿Vieron esos programas de televisión que están de moda? Los que proponen debates de lunes a viernes y motivan parte de las conversaciones públicas. Esos. Suelen ser envíos que representan un modelo exitoso en términos de rating (esa palabra en extinción) televisivo. No diría que es un buen negocio pues sus productores, las emisoras que los publican y las empresas que auspician deben saber que una sociedad que se comunica a los gritos y en modo destemplado no le sirve a nadie.

Este año trabajemos juntos en propuestas diferentes, que nos animen a diálogos respetuosos y sinceros. Sobre problemáticas más cercanas y concretas que las frases provocadoras, descontextualizadas y tomadas al azar. Dejemos de andar rumiando como las vacas en la radio, la tele y en los cafés. Cavilar de continuo lo intrascendente nos impide la acción y nos hace pensar que nunca lo vamos a lograr. Alimenta el sentido de la declamada incapacidad para resolver. Digamos que eso es mentira y que podremos involucrarnos en las faenas regias que, como adultos, tenemos por delante. En tiempos que vamos a mil necesitamos conversar sobre lo imprescindible, sobre lo que verdaderamente queremos y ponernos a hacer. Escapemos de la rumiación mental que nos convierte en ásperos e intratables, por lo tanto incapacitados para la saludable relación entre nosotros.

Todo bien con esto de reconocernos como productores de carnes de buena calidad, pero otra cosas es asemejarse a las vacas que, como se sabe, son animales de poco seso. Delicioso pa’ las croquetas pero desprovisto de ingenio.

rumiantes-1