El poeta vidrieras

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Mi abuelo maestro tenía un mote entrañable. Le decían “el poeta vidrieras” porque iba pegando con cinta scotch sus poemas en los ventanales de los negocios de la ciudad donde vivía. Era su modo de exhibir aquello en lo que creía. Y sus dones también.
Un estilo empecinado que se emparenta con nuestros deseos actuales de hacer circular la palabra y las ideas, de mostrar a cualquier habitante de la esfera nuestros quehaceres, el paisaje que habitamos y la naturaleza de lo que somos. También la posibilidad de salir a ver y conocer.
Tiempos alados nos toca vivir. Claro que para volar, como en cualquier tiempo, necesitamos de nuestra determinación. Hacer es el nuevo decir. Hacer desde lo individual para contribuir a solucionar problemas de todos. Del modo más poético y amable posible. Como si pegásemos cintas en las vidrieras. Con el mismo amor, con la misma pasión.