El cambio climático es el gran desafío

Ascensos de temperatura a una tasa jamás observada, lluvias fuertes y sorpresivas, derretimiento de hielos, retroceso de glaciares y aumento del nivel del mar. Según los informes del Panel Intergubernamental de Cambio Climático -IPCC por sus siglas en Inglés- hay 95 por ciento de certeza: la actividad humana es responsable de producir los gases que cambiaron las condiciones atmosféricas, y deben reducirse drásticamente. “Siempre hubo científicos que han rechazado la idea del cambio climático, los que decían que era una mentira y se revertiría solo; sin embargo el cambio climático es un hecho, el cambio climático es inequívoco.

cambio climatico

Y el 95 por ciento ha sido producido por acción del hombre”, afirma Matilde Rusticucci, una de las dos científicas argentinas (la otra es Inés Camilloni) que participan en el máximo nivel mundial del estudio y compilación de datos con bases físicas del IPCC. El Grupo 1 (encargado de consolidar la base científica), donde intervienen las investigadoras, acaba de publicar las conclusiones del quinto reporte. Allí se destaca que los cambios observados desde 1950 no tienen precedentes en los últimos decenios o milenios.

El IPCC es un organismo creado por la Organización Meteorológica Mundial y el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente, y sus trabajos son un compendio único: nunca existió una labor articulada en el nivel internacional de semejantes dimensiones, ni en el área de la ciencia ni en cualquier otra del conocimiento. Rusticucci relata que el último trabajo cuenta con 9.200 referencias. La planificación comenzó en 2008, se elaboraron cuatro borradores que fueron revisados por 1.089 especialistas independientes que formularon más de 50.000 comentarios, cada uno de los cuales fue respondido por los autores. La rigurosidad en el análisis y tratamiento de las publicaciones los caracteriza. “Es un trabajo científico invalorable”, destaca Rusticucci, Directora del Departamento de Ciencias de la Atmósfera y los Océanos de la Facultad de Ciencias Exactas de la Universidad de Buenos Aires y Coordinadora del Grupo de Países en Desarrollo del IPCC.

Entre los datos más asombrosos aparece el adelgazamiento de la capa de hielo de la Antártida y de Groenlandia, la reducción de glaciares en casi todo el mundo y la disminución de la cubierta de hielo marino en el Ártico y la capa de nieve en la primavera del Hemisferio Norte. “De hecho han perdido varios millones de kilómetros cuadrados. En el informe, cuando se habla de una región en particular, es porque los resultados son estadísticamente significativos. Eso quiere decir que hay registros que nos permiten decir eso”, dice la investigadora.

En una comunicación telefónica le pregunto qué siente frente a las escasas reacciones políticas de los gobiernos locales y la clase dirigente en general, frente al problema. Le cuesta decirlo, me doy cuenta del otro lado, pero finalmente menciona la palabra frustración. Lo hace con delicadeza y sin agregar nada más. Consciente de las decisiones complejas necesarias para cambiar y del contexto social, político y económico de cada lugar frente a la perplejidad que producen los escenarios. Es más, cita adelantos en Brasil, que ha dedicado esfuerzos y recursos para planificar. Y a países aun más comprometidos por la inminencia de las consecuencias. “Inglaterra es una isla, tiene costas bajas, o sea que el tema del aumento del nivel del mar para ellos es importante. El Estado acaba de trasladar a las poblaciones de esas franjas y convirtió a los espacios desalojados en tierras fiscales para construir empalizadas que actúen como defensas ante el avance inminente de las aguas.”

Y el ciudadano común, ¿cómo podría entender mejor la magnitud de lo que vivimos? “La comprensión llegará cuando el fenómeno se sienta más cerca”. Argentina no tiene amenazas por la elevación del mar, podría subir el nivel en costas que no están habitadas. La región deberá atender primordialmente la incidencia en el nivel de lluvias: menor cantidad en Mendoza, la zona de Cuyo, y la Patagonia. “Hay una fuerte dependencia de los glaciares para obtener agua potable y con el derretimiento de los campos de hielo la situación se puede complicar. En La Pampa, San Luis, en el Oeste de la provincia de Buenos Aires, se registrarán mayores precipitaciones pero también podrá haber sequías repentinas. No hay que olvidar que la variabilidad caracteriza mejor que nada al cambio climático. Hay que prepararse para las olas de calor y la mayor frecuencia de lluvias extremas como las que estamos sufriendo en Buenos Aires.”


cambio climatico2

La primera gran conclusión del último documento, anuncia la climatóloga, es que “más de la mitad del calentamiento observado en la temperatura media global desde 1950 a 2010 es extremadamente probable que haya sido causado por el aumento de los gases de efecto invernadero”. La concentración de CO2 generado por los combustibles fósiles utilizados en la vida diaria de -ahora- 7 mil millones de personas, es responsable del calentamiento de la atmósfera y los océanos, de los cambios de los ciclos hidrológicos, la reducción de la nieve y el hielo y de la mayor frecuencia de fenómenos climáticos extremos. “Esto está más claro que nunca”, dice Rusticucci. Así, por ejemplo, es probable que la temperatura media global en el siglo XXI sea 1,5 grados mayor que la del período 1850–1900 en un escenario moderado. La temperatura de los océanos también seguirá aumentando a lo largo de este siglo. El calor se extenderá desde la superficie a las profundidades y afectará la circulación de las corrientes marinas. Frente a semejante panorama “el único camino que queda es efectuar una reducción pronunciada y sostenida de las emisiones de CO2”, concluye la científica argentina.

Según la organización Oxfam en su reciente informe sobre la desigualdad “El 7% más rico de la población del planeta (500 millones de personas) es responsable del 50% de las emisiones globales de CO2. Mientras, el 50% más pobre sólo emite el 7% de las emisiones mundiales”. El dióxido de carbono que ha roto el equilibrio a partir de la era industrial es generado por la combustión del carbón y los hidrocarburos. Por lo tanto se esperan cambios rotundos no sólo en el modo de producir energía, en el rediseño de la movilidad y el transporte, sino también en la producción de muchas otras cosas que requieren de la petroquímica: las telas, las cremas, los remedios, las pinturas y los insecticidas, partes de diferentes maquinarias, electrodomésticos, y aún las botellas de la gaseosa o el agua envasada que acabamos de tomar.